Y DEJÉ DE SENTIR.

Nacer y crecer en un ámbito familiar con problemas no es fácil, y más si se suma un carácter innato para esconder el sufrimiento y las emociones.
En la adolescencia y juventud esto se torna a buscar fuera del ámbito familiar, el amor y las carencias que han faltado por recibir durante la niñez.
Esto te lleva a ser dependiente de otros, a infravalorarte, a ceder ante situaciones de conflicto.

«PREFIERO SUFRIR YO A QUEDARME SOLO».

Esta dependencia puede ser con la pareja, con amigos, con compañeros, con los progenitores, con alguien de la familia.
Todo esto está bien disimulado con un carácter amable, disfrazado de risas y buen humor.
Hasta que llega el momento en que no se puede esconder más cosas.
Mi Ser no pudo más, se desconectó de mí.

Y DEJE DE SENTIR.

Deje de sentir las emociones.
Deje de sentir quien soy yo.
Deje de sentir mis deseos.
Deje de sentir mi cuerpo.
Lo único que sentí era mucho dolor y sufrimiento.

Entonces llegó la confusión, el porque a mí, la incomprensión, el cansancio, la apatía, y el enfado.
Al tener tanto dolor y sufrimiento, es cuando comienza un periplo para que «TE» solucionen ese dolor, con fármacos, con tratamientos, fisioterapia, masajes, etc.. Cuando esto no funciona quieres encontrar un maestro o un gurú que «TE» lo «QUITE», que te diga que es lo que tienes que hacer y cuando lo tienes que hacer.
A veces hay mejoría, a veces empeora, pero nunca desaparece.
Algunas personas «ILUMINADAS»  que me encontré en el camino de buscar una solución al dolor, me dijeron que todo esto lo había elegido yo antes de nacer.
Y UNA MIERDA, y perdón por el lenguaje, y mi respeto al que tenga esta creencia.
Pero yo pienso….
Si por un casual tengo la capacidad de elegir que voy a experimentar en la vida antes de vivir, no se me ocurría elegir el dolor como camino a la espiritualidad y el entendimiento, y si esto es cierto el día que reúna con esa parte de mi que decidió que tenía que sufrir para entender, le voy a dar una paliza que se le van a quitar las ganas y ir decidiendo los destinos de nadie.
Continuo que me caliento.
Y así fui de un lado para otro, año tras año, hasta que por fin encontré en mi camino a una persona excepcional que me mostró el camino a seguir para mí recuperación, y lejos de ser un «maestro» que me diera un dogma, unas creencias, una religión o filosofía en la que aferrarme para conseguir sanar, me enseñó a conocerme a mi mismo, a reconocer lo que hay dentro de mi, a que en mi » Yo»  pueden existir muchos» Yos», a  reconciliarme conmigo,a amarme y respetarme, a aprender a elegir lo que quiero vivir y desde donde lo quiero vivir.

Y EMPECÉ A VOLVER A SENTIR.

A sentir mis emociones y expresarlas.
A sentir mi corazón.
A sentir el AMOR.
A sentir mi cuerpo y lo que habita en el.
A sentir el espacio en el que estoy.
A sentir lo oculto.
A sentir a los demás.
A sentir el placer mundano.
A sentir la divinidad dentro de mí.
A sentir la felicidad.
Y al sentir todo esto deje de sentir el dolor y el sufrimiento.
Y sentí que esto lo debía compartir.

Si te has reconocido en estas palabras, quiero transmitirte esperanza.
Que no es cuestión de que ocurra un milagro.
El milagro está en TI.

Antonio Molina Ruiz.
Fundador y presidente de la Asociación Vida Holística.


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