NO DIGAS «SI» CUANDO QUIERES DECIR «NO».

«Lo único que aprendí a hacer después de los 40 años fue a decir NO cuando es  NO»   (Gabriel García Márquez)

Por qué  nos resulta tan difícil decir » no»  cuando nuestro corazón nos lo está pidiendo a gritos?.  La razón es que un » no»  tiene mucho poder:  puede decepcionar a un amigo, encolerizar a un amante o herir los sentimientos de un familiar. Además, al pronunciarlo, nos arriesgamos a provocar conflictos.

Sin embargo, negarse a hacer algo que no queremos también tiene su parte positiva: es imprescindible para defender nuestros derechos y satisfacer nuestras necesidades; evita que los demás se aprovechen de nosotros y, lo que es muy importante, hace que los demás nos respeten. ¡Es increíble la ansiedad y la tensión que nos ahorra!

Pero, para saber decir «no», es necesario establecer y respetar límites: tanto los propios como los ajenos . Primero hay que conocer lo que nos gusta y lo que no, lo que aprobamos, lo que somos capaces de dar y recibir, y después lo que puede darnos la otra persona.

Saber expresarnos asertivamente, con corrección pero de una forma sincera, abierta y directa, es la clave para establecer relaciones auténticas y saludables, en la que los derechos tanto propios como del interlocutor, sean respetados.

LAS CLAVES  PARA CONSEGUIRLO:

-Aprender pautas asertivas: Cuando  decir «no» se convierte en una tarea casi inalcanzable, es necesario reaprender una serie de conductas para que nuestra asertividad fluya libremente y no nos amarguemos la vida con falsas afirmaciones.

-Decidir lo que queremos y por qué:  Debes analizar con sinceridad cuál es la razón por la que aceptas hacer un favor o complacer a alguien, y comprobar si no es por miedo a la reacción de la otra persona o, simplemente, porque después te sentirías mal contigo mismo.

-Pensar en positivo: Eres una persona madura y capaz de tomar tus propias decisiones, y así debes sentirte. La falta de confianza en ti mismo es un obstáculo importante a la hora de elegir bien, así que no tienes más remedio que combatirla desde el primer momento.

-Mirar por ti mismo: Tienes que tener en cuenta que la gente que te quiere no debe jamás obligarte a hacer algo que no deseas hacer. Aunque su reacción sea negativa al principio, si finalmente no son capaces de aceptar tus deseos,  no son dignos de ti. Más bien son egoístas.

-Arriesgarse y no sentirse culpable: Debes sentirte orgulloso por haber conseguido expresar tus deseos. No te sientas culpable por haber herido los sentimientos de otros al no acceder a sus peticiones;  ser coherente con tus propios deseos es lo que más debe importarte.

(Hasta aquí  es el capitulo 25 del libro «99  maneras de cuidar de ti y quererte como mereces»  de GLOBUS)

Ya dice el refrán: «La caridad bien entendida empieza por uno mismo», y si somos caritativos con nosotros mismos (pero cuidado: mantengámonos lejos del  Egolatrismo de pensar que siempre nuestros deseos y/o necesidades están por encima de los deseos y/o necesidades de los demás!), el resultado será que también sabremos ser caritativos con los demás, aceptando que ellos también tienen derecho a darnos un «No» cuando así lo decidan.


Leave a Reply